El productor y distribuidor más temido de Hollywood se pone
sentimental: el fracaso en taquilla de la película de Paul Thomas
Anderson es culpa de su marketing fallido.

Podríamos hablar del perjuicio que las espantás de Phoenix han causado para su imagen pública. Podemos presumir que el filme es todavía más áspero que 'Pozos de ambición' (que
ya es decir) y que eso ha alejado a muchos espectadores potenciales.
Pero, inesperadamente, ha aparecido alguien dispuesto a confesarse y a
admitir que los pobres resultados económicos de 'The Master' son culpa suya. Y ese "alguien" es el productor y distribuidor Harvey Weinstein. No, no es una alucinación: hablamos del copropietario de la Weinstein Company, conocido como 'Harvey Manostijeras' por su propensión a meter mano en los montajes y que ha pasado a la historia por impulsar el éxito de Quentin Tarantino y Kevin Smith, además de por esas triquiñuelas promocionales que cambiaron para siempre el entramado financiero de los Oscar. Véanse los ejemplos de 'Shakespeare in Love', 'The Artist' y 'El discurso del rey' para probarlo.
"Seguramente no haremos beneficios con 'The Master'", reconoce Weinstein en una entrevista con Deadline. "Y
me siento culpable cuando pienso en [la productora] Megan Ellison [de
Annapurna Pictures], porque es una gran película. Dios la bendiga por
traer películas así al mundo", continúa. El tono sentimental de
Weinstein puede sorprender a quienes conozcan su reputación
temperamental, pero todavía hay más. Consultado por las razones de ese
tropezón financiero, el magnate responde así: "Podría haberla vendido mejor. Probablemente debería haber preparado al público". Weinstein señala que el filme rompió el récord de taquilla en su estreno limitado (sólo cinco salas), y que debido a ello se lo lanzó en 788 pantallas cuando llegó la hora de ofrecerlo al gran público. Entonces, prosigue, llegó la triste realidad: "El
público se sentía incómodo con la película, y le hacía falta que se le
guiase hacia ella, que se le tranquilizara, pero yo estaba tan enamorado
del filme que no me di cuenta".
A estas alturas, sólo podemos pensar que el negocio del cine es muy
triste. Al fin y al cabo, Weinstein no puede quejarse este año, porque
este año su compañía cuenta con trallazos como El Hobbit: Un viaje inesperado, El lado bueno de las cosas y, sobre todo, Django desencadenado para
resarcirse de las posibles pérdidas. Además, mutilar un filme para
volverlo más amable o venderlo con una campaña engañosa está muy feo.
Pero las cuentas son las que son: "Tal vez le habría venido mejor [a Anderson] que yo me portase como un abogado del diablo en vez de como una animadora", comenta Weinstein. "Se me da mejor ejercer de abogado del diablo, eso desde luego".
El empresario abunda más en temas personales cuando apunta otra posible línea de marketing. ¿Por qué, en lugar de centrar el early buzz de
la película en la Cienciología, no lo basó en el rol de Joaquin Phoenix
como veterano de guerra sonado? Él mismo se ve incapaz de dar una
respuesta: "No me emocioné con The Master por la
Cienciología o la religión, sino porque recordaba las historias que
había oído de veteranos de la II Guerra Mundial, entre ellos mi padre,
que volvían del frente y se encontraban perdidos". "Algunos tíos que sufrieron eso fueron el núcleo de la Cienciología en California", explica. "Tal
vez si hubiera centrado la campaña en esos términos, como la búsqueda
espiritual de un soldado que ha visto la acción y ha vuelto a casa
perdido, la gente hubiese respondido de forma distinta". Pero, remacha, "también me fascina la Cienciología, y la idea de una historia sobre el nacimiento de una secta".
Desde luego, si Weinstein hubiese enfocado así la promoción de The Master se
habría ahorrado ciertas (presuntas) amenazas personales por parte de
(supuestos) fieles de la religión de L. Ron Hubbard. Pero lo hecho,
hecho está: 'The Master' tendrá su lanzamiento doméstico en Blu-Ray el 26 de febrero en Estados Unidos, y Weinstein le profetiza "una vida larga y productiva como título de culto". Nosotros confiamos en que sea así. Y admitimos que la visión de uno de los hombres más temidos de Hollywood entonando el mea culpa por el fracaso de un filme poco comercial tiene su punto. Casi parece sacado de una película de Paul Thomas Anderson.